Sobre mí

Desde muy pequeña recuerdo el llamado profundo a la acción social y a la participación para la transformación desde el lugar donde vivo. Es así que me formé como educadora social y trabajé durante once años en diferentes campos de la educación no formal en Burgos, mi ciudad natal.
Sintiendo una falta en las herramientas para la intervención, continúo mi búsqueda y me formo en Terapias Corporales. Realizo el diseño e implementación de un programa aprobado por la Universidad de Burgos, para la formación de formadores, en Ecuador.

Mi brújula interna me hace seguir el camino en la cooperación internacional y aterrizo en Líbano. Allí en colaboración con una Escuela a las afueras de Beirut, con infancia huida de la guerra, me doy cuenta de la grandísima herramienta que es el cuerpo y el movimiento para abrir nuevas posibilidades en la vida y en las relaciones entre seres humanos. Continuando un tiempo de viajes y de exploraciones personales y profesionales, llego a Sidney, Australia, donde por causalidad me encuentro con el Sistema Biodanza.

Allí lo practico durante un año. Todavía recuerdo mi lugar en la sala, la posición de mi cuerpo y hasta la música que sonaba: allí me surge la fuerte certeza que Biodanza va a ser mi camino.

En el año 2016, decido volver a España para formarme como profesional de Biodanza y continuo mi desarrollo en la Escuela del País Vasco en la que he colaborado estrechamente durante los últimos 7 años.

Admiradora desde los años universitarios de Paulo Freire, conozco en este tiempo la Educación Biocéntrica (forjada por Cesar Wagner y Ruth Cavalcante), que abre de raíz otra praxis dentro de mi trabajo, por aquel entonces, en el servicio de protección internacional con personas solicitantes de asilo y refugio.